30.10.13

Jinetes

Era 10 de Marzo de hace casi dos décadas atrás cuando cuatros nenes entraron al hospital, era de madrugada, pero sus insaciables ganas de divertirse eran inagotables. Eran de esos niños que irradian brillo, no de su mirada ni de su sonrisa, sino por las orejas, desde el cerebro hasta tu alma. De esos que si los mirás fijos a los ojos te cambian el destino.
No saben porque, pero decidieron esconderse en esa habitación, y les llamo la atención un bebe. Uno diferente, avioletado y sonriente, de esos que lagrimean de felicidad. La miraron y la sentenciaron: “le sonreirás al mundo, aunque ni puedas respirar”. Y murió unos minutos. O capaz, para siempre.