2.11.13

Renacer

Era un día gris, como si la noche y la lluvia tuvieran ganas de explotar, como si el sol hiciese todo lo posible por despegarse de su eje y mudarse a otra galaxia. El gris que precede a la oscuridad.
Se paró delante de esa puerta maldita por la cual se habían empezado a desencadenar todos los hechos que la llevaron a la completa soledad que hoy tenía su corazón. Decidió que era mejor no entrar, arrastrarse a otro lugar y perderse en el desarrollo de la historia. En
ESA historia. No pudo mirar todo el verde de su alrededor ni el cielo. Solo lograba observar sus huellas, deseando que empiece un viento huracanado que la eleve al cielo y la haga desaparecer. Rompía papel. En pedacitos iguales y chiquitos. Se los regalaba al barro que dejaba tras sus pasos. Como una analogía de su sucio y despedazado corazón, o tal vez porque no podía aguantar en sus manos la perfección de su corte, dejándolos volar lejos.
Sintió como si una pared le impidiera avanzar y levantó la vista. Era solamente ese cuerpo que tanto la enamoraba, caminando desde el mismo lugar a donde ella se dirigía pero de regreso a su realidad. Se dio cuenta que era solo un envase sin contenido. Sin su esencia. Quedó dura una eternidad y sintió el olor que tanto temía. Era su conciencia “tenés clase, tenés vida; no sientas más, no tenés mas corazón, te lo arrancó; construíte un cerebro”. Y corrió, corrió de ella. Hasta ese lugar paradisíaco que fue testigo de tanto amor. No pudo acercarse. Sus lágrimas se iban a encargar de tocarlo. De entrar en esa tierra, de hundirse y librarla de su conciencia y devolverle el corazón. Para luchar una vez más por, y no contra, lo que sentía

Como alejarme de ti si estas tan lejos?