1.11.13

Una razón para vivir sin tus besos?

Todo me recuerda a vos. Capaz pasa por tu pronta huida. O porque logré amarte con cada fibra de mi ser desde un principio. Me sentí tan libre. Volaba a tu lado. Era el paraíso. Era mirarte, cerrar los ojos, abrirlos y darme cuenta que no estaba soñando. Eras tan real, tan presente, tan mío. Lo seguís siendo, en tu recuerdo, en tu pasado, en mi mente, en mi alma, en mi corazón. Si pudieras darte cuenta que teníamos el mundo en nuestras manos. Que respirábamos el mismo aire. Que temblábamos. Que no importaba cuanto silencio había, era perfectamente hermoso. Único. Único como tus ojos. Brillan. Me dan luz. Y no lo sabes. Porque el mundo te aprisiona, te aprieta a que seas lo que él quiere.
No puedo dejar de remontarme al sábado. A nosotros. No me podés decir que no teníamos una capsula, estábamos en medio de la ciudad, pero tan lejos, tan silenciosos que se podía escuchar el latido de tu corazón. Solo podía sentir la calidez de tus manos. De tus ojos. De las lágrimas que fuimos capaces de sacar afuera. No voy a poder recordar jamás ese momento sin llorar de emoción. Era amor. Éramos nosotros. Éramos mundo. Éramos cielo. Paraíso.
TODO. Como con tan poca charla podíamos hacernos sentir tanto? Explicamelo, porque no lo entiendo. Nunca ningunos ojos hicieron eso, de mirarme y hacerme llorar. De no poder agarrar a tiempo mi alma, que salía de mi cuerpo. Salía para inundarse de vos. De tu calor. Para quedarse eternamente en el latido de tu corazón. En las ganas de quedarme en shock, de morir ahí. Morir de eterna felicidad. “Morir en el delirio de esos ojos tristes, en el delirio de esa luz infinita que me encandila". 
Tal vez es porque soy muy romántica. Pero es inevitable el saber y tener presente día a día que eso fue real. Pero pareció un sueño. De esos que cuando despertás querés volver a cerrar los ojos para volver a sentirlo. Fue magia. De esa que no parece que haya explicación lógica posible. De esa que querés volver a vivirla cientos de veces porque te hace sentir como que estás flotando mirando un atardecer en Venecia o como una noche estrellada en Wiruna. Majestuoso.
Eso sos, majestuoso. Cambiaste totalmente todo lo que venía pensando que era el amor. Fue escucharte y que las palabras que decías se convirtieran en poesía pura. Sos poesía amor mío. No renuncies jamás al vivir enamorado. Me hiciste tocar el cielo, volar más allá de las nubes. Volar adentro mío con vos de la mano.
Sos tan perfecto y no lo sabés. Hiciste del amor una octava maravilla.
Amor mío, qué voy a hacer conmigo?